
Hoy el sector turismo del Quindío está de luto.
Despedimos no solo a una gran empresaria, sino a una mujer que se convirtió en sinónimo de excelencia, amor por el territorio y hospitalidad verdadera. Yolanda Londoño Valencia deja una huella imborrable en el turismo regional, y su partida nos invita solo a la gratitud, el respeto y el profundo reconocimiento a su legado.
Sin lugar a dudas, Yolanda fue pionera del turismo en el más genuino sentido de la palabra. Entendió que el turismo era una apuesta de desarrollo competitivo para el Quindío. Y más allá de discursos, lo convirtió en una causa de vida. Su esfuerzo permanente por mejorar la calidad del servicio desde el saludo de un mesero hasta la forma impecable de poner una mesa siempre estuvo orientado a que el turista se sintiera verdaderamente acogido, como en casa.
Quienes tuvimos el privilegio de conocer su finca San Diego sabíamos que detrás de cada planta bien cuidada, cada habitación ordenada y cada rincón adornado con buen gusto, manteniendo siempre la esencia cafetera, había una visión clara de lo que significa hacer turismo con excelencia y con alma. Y más allá de esas virtudes, Yolanda era una mujer de detalles, y esos detalles fueron su lenguaje para transformar experiencias y fidelizar corazones.
Lo admirable es que su espíritu inquieto nunca se detuvo, así como su pasión por aprender. A pesar de los años, siempre quiso estar al ritmo de las nuevas generaciones y algo que la hacía aún más admirable era su actitud frente al cambio. No le temía a las nuevas tecnologías; por el contrario, las veía como una oportunidad. Mientras muchos se resistían o posponían estos procesos, ella los abrazaba con entusiasmo. Desde la comprensión y con ganas genuinas de aprender, se actualizaba constantemente, buscando iniciar procesos de transformación digital en su empresa y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado. Tenía claro que mantenerse vigente era también una forma de respeto por sus clientes.
Su más reciente participación, este mes de septiembre en nuestra rueda de negocios Expo OferTurismo 2025, generando relacionamiento con importantes agencias procedente de Ecuador, dejó ver que amaba lo que hacía con su presencia activa, inteligente, entusiasta.
Hoy abrazamos a su familia, a su hijo Juan José Aristizábal, amigos, colegas y a todos quienes la admiraron. Yolanda Londoño Valencia: que su legado nos inspire a seguir haciendo turismo y la labor empresarial como ella: con calidez, con calidad y con alma. Y más allá de su impecable rol como empresaria y líder gremial, su esencia y el maravilloso ser que fue, será lo que extrañaremos siempre. Sentido adiós.