Las elecciones ya están en nuestra puerta. En una semana, los colombianos sabremos quienes nos representarán en el Congreso de la República, quienes serán los encargados de legislar a favor de los intereses colectivos, quienes se dedicarán a velar por las necesidades de cada una de las regiones del país. Por lo menos eso dice la Constitución, pero lo que necesita el Quindío es que la letra de la Carta Magna se haga realidad.
Que los representantes, hombres y mujeres, que fueran electos se pongan la camiseta por el desarrollo regional. Eso sucede, si antes de votar por cada uno de los candidatos que puso a consideración su nombre, los evaluamos a conciencia. Los ciudadanos deben mirar con detenimiento quién es la persona que van a elegir: busque su hoja de vida, sus ejecutorias, sus proyectos, sus propuestas. Observemos la posición de cada uno de ellos sobre la situación regional, el empleo que tanto necesitamos en el departamento y la salud de los quindianos: que tenga un verdadero sentido de pertenencia por la región y se sienta identificado con sus habitantes.
Evaluemos si el candidato o candidata tiene conocimientos sobre los proyectos que necesita el departamento en materia de movilidad como el Túnel del Segundo Centenario, la modernización del aeropuerto El Edén y la doble calzada Calarcá-La Paila, entre otros.
Que los empresarios también sientan el compromiso del candidato por jalonar las organizaciones que se crean en la región, que los agroindustriales perciban su respaldo en alternativas para hacer crecer sus proyectos, que los transformadores del cuero puedan avanzar con sus futuras gestiones, que el turismo se haga más sostenible con su esfuerzo, que los emprendedores de las nuevas tecnologías puedan hacer crecer sus empresas. Que los empresarios y cultivadores de los cafés especiales puedan llegar a otros mercados gracias a su intervención. Y que los inversionistas también se sientan atraídos a nuestro departamento por el fomento que hace de la región.
Otra de las condiciones que debemos tener en cuenta al momento de elegir a nuestros futuros representantes es su capacidad de trabajo en equipo. El trabajo legislativo no es una competencia deportiva a ver quién tiene mejores resultados; en eso se ha convertido, pero no debe ser dirigido por las individualidades.
Es un trabajo en el que se busca apoyo, corresponsabilidad y resultados en beneficio de la ciudadanía, no de unos pocos.
Pensemos como ciudadanos de una región con delicados problemas económicos y sociales qué necesitamos más: ¿Un congresista que ayude a resolver las dificultades de todos o uno que le prometa a unos cuantos que les va a resolver su situación personal durante su periodo en el Congreso? La decisión es nuestra, votemos bien.
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