Hace poco la Ley No. 2245 del 11 de julio de 2022 reconoció el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia PCCC como patrimonio cultural de la nación. Lo anterior significa que hay un reconocimiento por parte del Congreso de la República que incluye a 35 municipios cafeteros del departamento del Huila y las áreas ya definidas en los 47 municipios de los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca en el PCCC como un patrimonio nacional. Si bien, dicho reconocimiento fue correlacionado con algunos de los atributos y lineamientos de la Unesco, hay que decir que los 47 municipios de Caldas, Risaralda, Quindío y Valle del Cauca que componen la también denominación de PCCC, fue el que el Comité de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – Unesco inscribió en la Lista de Patrimonio Mundial el Paisaje Cultural Cafetero el 25 de junio de 2011.
Esto para decir que son dos temas diferentes, uno a nivel nacional donde el proyecto cita “es un reforzamiento en el ordenamiento jurídico interno de la declaratoria hecha por la Unesco en 2011”, donde se incluye al departamento del Huila principalmente por liderar la producción cafetera en el país en los últimos años, que es uno de los muchos atributos que contempla la Unesco en su declaratoria: la producción cafetera.
Y en este punto vale la pena traer a colación los más de 20 atributos que fueron tomados en cuenta por la Unesco para declarar a los hoy 47 municipios como patrimonio de la humanidad, mismos que fueron juiciosamente estudiados al punto que el ente internacional decide excluir algunos territorios que no cumplían entre otras, cualidades asociadas a la definición Paisaje Cultural Cafetero Patrimonio Mundial que expone: «El PCCC constituye un ejemplo sobresaliente de adaptación humana a condiciones geográficas difíciles sobre las que se desarrolló una caficultura de ladera y montaña». Así mismo señala que «Se trata de un paisaje cultural en el que se conjugan elementos naturales, económicos y culturales con un alto grado de homogeneidad en la región, y que constituye un caso excepcional en el mundo. En este paisaje se combinan el esfuerzo humano, familiar y generacional de los caficultores con el acompañamiento permanente de su institucionalidad».
En el caso particular de la definición de la cultura cafetera para el mundo, se señala una serie de atributos que son particulares de los departamentos del Eje Cafetero y Valle del Cauca: las manifestaciones artísticas, los mitos y leyendas, las artesanías, la gastronomía, el arriero, la mula, el hacha y el machete, willys o yipao, Juan Valdez, las fiestas, la arquitectura, la ubicación de los poblados en lo alto de las montañas, entre otras.
En conclusión, es claro entonces que lo que se reconoce como cultura cafetera constitutiva del PCCC por la Unesco tiene una clara representación con lo que se desarrolló en ese territorio compartido por 47 municipios de los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca, y que para nuestro caso incluye once de los doce municipios del Quindío. Este reconocimiento que compromete al Estado colombiano, a la comunidad internacional, nacional y local a su protección, definitivamente no desconoce la existencia de otras regiones del país que tienen a su vez otras manifestaciones culturales asociadas o identificadas con el cultivo del café, tal como lo hizo en una decisión nacional el Congreso de la República con la Ley citada al inicio de este escrito por medio de la cual reconoce el paisaje cultural cafetero de Colombia como patrimonio cultural de la nación en un esfuerzo por preservar diferentes manifestaciones asociadas a la cultura cafetera en otras partes del país. Así pues, la declaratoria de la Unesco es totalmente diferente a la realizada internamente en Colombia.