
La competitividad no se construye únicamente con infraestructura, tecnología o inversión, sino con visión estratégica. Y una de esas apuestas, quizá silenciosa pero de enorme impacto económico, ha sido la formalización y registro de marcas como activos empresariales que fortalecen la identidad, la confianza y el posicionamiento de las empresas en el mercado. Hoy, podemos afirmar que Quindío destaca a nivel nacional en registro de marcas, ocupando el quinto lugar entre más de 30 departamentos evaluados, un logro que no solo habla de dinamismo empresarial, sino también del nivel de madurez con el que los emprendedores y empresarios locales están consolidando su crecimiento.
Las cifras lo demuestran: según el Índice Departamental de Competitividad 2025, entre 2019 y 2025 el número de registros concedidos en el departamento pasó de 569 a 1.426 por cada millón de habitantes, un crecimiento del 150%, con un salto del 36% solo entre 2024 y 2025. Este comportamiento, refleja la decisión de las empresas del Quindío, en proteger sus propuestas de valor, blindar su reputación y elevar su potencial de expansión, incluso hacia mercados internacionales.
Registrar una marca no es un trámite administrativo más. Es una inversión en un activo intangible que puede valorarse, transarse y convertirse en motor de crecimiento. En Colombia, el uso de una marca no otorga derechos por sí solo; se requiere el registro ante la Superintendencia de Industria y Comercio para garantizar su protección exclusiva.
Los empresarios adquieren no solo un derecho legal, sino una herramienta que les permite licenciar, franquiciar, vender o capitalizar comercialmente su marca. En otras palabras: construir patrimonio.
Este camino ya lo ha demostrado uno de los casos más emblemáticos del país: Frisby, que si bien tiene diversas aristas legales, fue un llamado a grandes y pequeñas empresas en relación a esa propiedad intangible pero con valor importante comercial. Y es que una marca no solo es un logotipo, es una promesa, una reputación, una historia que se consolida con el tiempo y que se protege jurídicamente.
No en vano en la Cámara de Comercio de Armenia y del Quindío, desde 2023 creamos un área de consultoría especializada con asesoría jurídica para empresarios afiliados que quieran iniciar su proceso de registro de marca, donde hemos acompañado a más de 72 registros de marcas de empresas de sectores agro, tecnología, comercio, gastronomía, cafés, turismo, por mencionar algunos. A su vez, hemos capacitado a un total de 326 empresarios sobre temas de protección de propiedad intelectual. Incluso esta semana nos reunimos con Cielo Elainne Rusinque Urrego, Super Intendente de Industria y Comercio, a quien le presentamos estos indicadores y la posibilidad de seguir incrementando este indicador con alianzas estratégicas.
Termino diciendo que las marcas, además, fortalecen la competitividad sistémica. Cuando un territorio incrementa su número de marcas registradas, eleva su densidad empresarial diferenciada, crea barreras de protección a la innovación, promueve la sofisticación productiva y mejora sus indicadores frente al país. No es casual que el crecimiento del Quindío en propiedad intelectual coincida con su buen desempeño en el Índice Departamental de Competitividad, donde el departamento avanza en otros escenarios como patentes, educación y entorno para los negocios. Como siempre digo, ante los retos, también hay una necesidad latente de ver el vaso medio lleno, ahondar y profundizar en lo que significa destacar en pilares evaluados de la competitividad territorial, refuerza esa mirada que invita a la construcción colectiva de un Quindío en crecimiento.
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