Este concepto sin duda ha estado en tendencia durante el nuevo Gobierno y ha motivado grandes intereses colectivos que coinciden en una realidad: la formalidad es el camino hacia el crecimiento de cualquier unidad de negocio. Lo anterior, claramente apunta a retos que involucran no solo a la institucionalidad, sino al mismo empresario que decide dar el paso; a las instituciones que apoyan su proceso, y a los ciudadanos, siendo este uno de los desafíos más grandes, pues la apropiación de una cultura ciudadana para consumir formal garantiza la supervivencia operativa y rentable de ese nuevo empresario formalizado.

Año a año hemos fomentado beneficios para atraer a esa denominada economía popular con el propósito de fomentar el crecimiento de su negocio y a su vez, el desarrollo regional. Temas como la Ley Projoven que exime del pago de matrícula mercantil como empresario a emprendedores entre los 18 y 35 años y que además no pagan su primer año de renovación hacen parte de estas oportunidades donde hemos visto la evolución en sectores como el de belleza que hoy tiene más de 1.600 empresarios registrados y seguimos recibiendo año a año entre 100 a 300 nuevos registrados.

Lo anterior, por nombrar un sector para el que tenemos todo un plan formativo, de acceso a mercados, de ruedas de servicios y escenarios promocionales que dan cuenta de ese interés de un negocio que en ocasiones nace en un hogar y que con el tiempo busca pasar de un formato doméstico a uno comercial.

Este año en particular, la Cámara de Comercio de Armenia y del Quindío, ha dedicado un capítulo específico para potencializar este énfasis donde hemos involucrado por áreas diferentes actores alineados a esta economía. Es el caso del área de gestión ambiental que trabajará de la mano con recicladores y diferentes asociaciones de este gremio para fortalecer sus habilidades blandas y administrativas, cumplimiento de normas y conectividad con empresas transformadoras. Por citar un caso puntual.

Este es un capítulo muy amplio, sin embargo, vale la pena resaltar que el 96 % de nuestra fuerza empresarial son Micro empresarios y es por ello que desde siempre hemos enfocado, en un porcentaje mayoritario, nuestros planes de acción a estos sectores llevando transformación digital a tiendas de barrio y negocios de pequeño formato, involucrando a campesinos y caficultores y sectores agroindustriales hacia la transformación y valores agregados; donde acompañamos procesos como la proyección de exportación de arepas de chócolo en un negocio ubicado en un municipio cordillerano. La economía popular siempre ha existido y hace parte de nuestra realidad nacional y local siendo los protagonistas aquellos pequeños empresarios que buscan ser aún más visibles. El reto es grande, no obstante, la cantidad de casos de éxito demuestran que ¡Sí se puede!

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